El cambio de neumáticos en Plaza Castilla, Madrid, es hoy un
trabajo rutinario en cualquier ciudad que no suele despertar mucho interés.
No
obstante, la civilización humana y los
vehículos de transporte tuvieron que arreglárselas sin neumáticos hasta el año
1888. Ese año, el veterinario e inventor británico John Boyd Dunlop (1840-1921)
concibió y materializó el primer neumático con cámara de aire. El propósito inicial
del invento de Dunlop era atenuar el traqueteo que sufría el triciclo de su
hijo al deslizarse por superficies empedradas.
Para mitigar la molesta vibración del
triciclo, hinchó unos tubos de goma con una bomba de aire. Después de hacer
esto, envolvió los tubos de goma con una lona y pegó todo a la llanta de la
rueda con un adhesivo. Tras litigar con otros inventores la legitimidad de la patente de su invento, Dunlop se decidió a explotar comercialmente su neumático
y fundo Dunlop Tyres en 1890.
Poco tiempo después Édouard Michellin desarrolló el
neumático desmontable. El éxito de su innovación supuso la fundación de la
empresa de neumáticos Michellin.
También hay que reconocer el mérito del estadounidense
Charles Goodyear (1800-1860), ya que descubrió la vulcanización del caucho empleando
azufre en 1839. A través de este proceso, el caucho adquiere mayor resistencia. La
vulcanización potenció considerablemente la explotación industrial del caucho.
Tras una operación tan aparentemente trivial como un cambio
de neumáticos en Plaza Castilla, Madrid,
están los logros de unos hombre cuyas ideas revolucionaron
la locomoción y el transporte.
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